Biblioteca - Centro Cultural - Jaime Panesso Tascón

A la mitad del viaje de nuestra vida me encontré en una selva oscura, por haberme desviado del camino recto. Ah cuán triste me sería decir lo salvaje, aspera y espesa que era esta selva, cuyo recuerdo renueva mi pavor, que supera al de la muerte pero antes dew hablar del bien que alli encontré, revelare las demas cosas que he visto. No sabría expresar como entré alli, tan ciego estaba cuando abandoné el verdadero camino. Pero al llegar al lugar donde termina el valle que me había llenado de miedo el corazon, miré hacia lo alto, y vi su cima ya revestida de los rayos del sol que nos guía con seguridad por todos los senderos. Entonces se aplacó algo el miedo que habia permanecido en el lago de mi corazon durante la angustiosa noche; y del mismo modo que aquel que, saliendo del furor del mar , al llegar a la playa se vuelve hacia las olas peligrosas y las contempla, así mi espíritu, fugitivo aún, se volvio hacia atras para mirar el lugar de donde nade salió nunca vivo. Luego de haber dado reposo ami fatigado cuerpo, continue subiendo por la solitaria playa, procurando afirmar siempre aquel de mis poies que estuviera más abajo.
Al principio de la cuesta, surguio ante mi una pantera +agil de pápidos movimientos y cubierta de manchada piel: No se superaba de mi vista, sino que interceptaba de tal modo mi camino, que me volvi muchas veces es retroceder. Apuntaba el dia, y el sol subía, rodeado de aquellas estrellas que con el estaban cuando el amor divino dio el de aquelallas estrellasque conel estaban cuando el amor divino dio el primer movimiento a todas las cosas.