Biblioteca Centro Cultural
Jairo Panesso Tascón

Donde nadie me espere / Piedad Bonnett.

Por: Bonnett, Piedad, 1951- [Verfasser.]Tipo de material: TextoTextoSeries Narrativa hispánicaEditor: Bogotá, D.C., Colombia Alfaguara noviembre, 2018Edición: Primera edición en AlfaguaraDescripción: 205pTipo de contenido: Text Tipo de medio: ohne Hilfsmittel zu benutzen Tipo de portador: BandISBN: 9789585496231Tema(s): Clasificación CDD: 860 B643d
Contenidos:
Cuando sentí que alguien me daba golpecitos en el hombro, abrí los ojos. Debía tenerlos llenos de miedo o de hostilidad o de rabia, porque el hombre que estaba en cuclillas se echo bruscamente un par de zapatos gastados y se anclo en ellos por un momentáneamente la cabeza llamaba desesperadamente a la conciencia. Trate de recordar donde estaba, sintiendo que venían poco a poco a mis oídos los sonidos del mundo: primero el alboroto de la calle, el ruido de pasos y motores, el sonsonete de la lambada de un carro que retrocedía y luego el ronroneo de mi pecho, su silbido , su cascabeleo de culebra. Allí estaban otra vez, como prueba de que seguía vivo, el dolor en el tobillo, la tirantez de la piel de empeine,. la cabeza embolatada, la palpitación del ojo.
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Tipo de ítem Ubicación actual Colección Signatura Copia número Estado Fecha de vencimiento Código de barras
Literatura Literatura Biblioteca Central
Colección Literatura 860 B643d (Navegar estantería) Ej. 1 Disponible 14516

Cuando sentí que alguien me daba golpecitos en el hombro, abrí los ojos. Debía tenerlos llenos de miedo o de hostilidad o de rabia, porque el hombre que estaba en cuclillas se echo bruscamente un par de zapatos gastados y se anclo en ellos por un momentáneamente la cabeza llamaba desesperadamente a la conciencia. Trate de recordar donde estaba, sintiendo que venían poco a poco a mis oídos los sonidos del mundo: primero el alboroto de la calle, el ruido de pasos y motores, el sonsonete de la lambada de un carro que retrocedía y luego el ronroneo de mi pecho, su silbido , su cascabeleo de culebra. Allí estaban otra vez, como prueba de que seguía vivo, el dolor en el tobillo, la tirantez de la piel de empeine,. la cabeza embolatada, la palpitación del ojo.

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